Salento, es parte del departamento del Quindío-Colombia, apenas llegué me trajo a la  memoria Samaipata-pueblito en Bolivia-, muy pintoresco.

Nosotros habíamos llegado a Medellin en diciembre del año pasado, para luego seguir hasta La Unión donde pasamos la mayor parte de nuestras vacaciones, y fue así, que nos escapamos hasta Armenia para seguir viaje y llegar a Salento.

Viajamos en bus, y al llegar nos encontramos con un rico clima-que lo caracteriza-, y decidimos desayunar en Brunch de Salento donde encuentras todo tipo de comida: americana, saludable y vegana. Muy rico todo, un desayuno muy power para caminar y tener muchas energías. No sé ustedes, pero yo, no puedo ir por la vida sin desayunar.

RECOMENDADO 100%

Subir y bajar caminando por esas calles empinadas, y observar las casitas en bahareque(sistema de construcción a base de caña o palos entretejidos y unidos con tierra húmeda y paja) y tapias de barro (los muros), fundiéndose en todos los colores con una arquitectura que se remonta a muchos años atrás, llenas de historias seguramente, todo ese conjunto de arquitectura y amabilidad de sus habitantes que no pasan los siete mil habitantes en total, te hacen sentir en casa y en paz. Los pueblos tienen ese no sé qué, que te atrapa.

La calle real, como se denomina. Es un lugar que para donde mires encontrarás artesanos: piezas en vidrio, madera, cuadros, tejidos, joyas, lo que busques estará en un solo lugar, acá. 

Es imposible salgas de esta callecita con las manos vacías, te lo prometo.Y lo bueno, es que puedes encontrar en diferentes precios.

Salento tiene mucho ecoturismo, por tener mucho valle para hacer caminatas ecológicas y disfrutar todo lo que te regala la naturaleza. Nosotros fuimos y regresamos el mismo día, pero esta planeado hacerlo para otra oportunidad.

Ya vienen mas post de viaje de Colombia, prometo.

Gracias por pasar, leer.

Un beso y mucha luz.

Clau.